Una explosión con el poder de 150 bombas de Hiroshima podría
dejar un escenario apocalíptico en la Tierra en 2022. Mucho se habló del fin
del mundo en 2012, pero parece que, de acuerdo con la NASA, esta predicción
podría ocurrir diez años más tarde, es decir, el próximo año.
Es que la Administración Nacional de la Aeronáutica y el
Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) ha definido como “potencialmente
peligroso” al asteroide 2009 JF1, ya que podría impactar contra la Tierra el 6
de marzo del año 2022 a las 08:34 horas, según ha informado la agencia
espacial, aunque también estima que la probabilidad de impacto es de 1 entre
3.800 (un 0,026%).
La fecha establecida para la colisión se ha concretado tras la observación exhaustiva del asteroide a través de un sistema de monitoreo de colisiones de la agencia espacial estadounidense que cataloga a los objetos cercanos al planeta según su tamaño, velocidad, dimensiones y año en el que se cree que se producirá el impacto.
El asteroide 2009 JF1 podría impactar contra la Tierra el próximo 6 de mayo del año 2022 a las 08:34 horas
Esta roca espacial es considerada “potencialmente peligrosa”
por la NASA, que la ha calificado como Objeto Cercano a la Tierra (NEO), lo que
significa que está suficientemente cerca como para considerarse una amenaza
para la Tierra. Los asteroides son cuerpos celestes, los cuales se mueven en
órbitas, ya sean de excentricidad escasa o considerable alrededor del Sol, y
cuya inclinación sobre la elíptica puede ser de cualquier ángulo.
“Algunos asteroides y cometas siguen caminos orbitales que
los llevan mucho más cerca del Sol de lo habitual y, por lo tanto, de la
Tierra”, explica la NASA en un comunicado. Estos asteroides son constantemente
monitoreados por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, usando un
sistema automatizado llamado Sentry. Este sistema logra medir una gran cantidad
de datos que permiten determinar, por ejemplo, que 2009JF1 es un asteroide
Apolo, es decir, que su órbita alrededor del Sol es más grande que la de la
Tierra.
Según precisa la NASA, “Sentry es un sistema de monitoreo de
colisiones altamente automatizado que escanea continuamente el catálogo de
asteroides más actual en busca de posibilidades de impacto futuro con la Tierra
durante los próximos 100 años. Siempre que se detecte un impacto potencial se
analizará y los resultados se publicarán inmediatamente aquí, excepto en casos
inusuales en los que busquemos una confirmación independiente. Es normal que, a
medida que se disponga de observaciones adicionales, los objetos desaparezcan
de esta tabla cuando ya no haya detecciones de posibles impactos. Por esta
razón, mantenemos una lista de objetos eliminados con la fecha de eliminación”.
Su impacto contra la Tierra podría causar una explosión equivalente a 230 kilotones de dinamita. Hay que calcular que la bomba de Hiroshima tenía solo 15 kilotones de poder (Shutterstock)
El asteroide 2009 JF1 está actualmente a 375.587.595 km del
planeta, aproximándose 18 km hacia nosotros cada segundo. Vuela más allá de la
Tierra a una velocidad increíble, a 65.293 kilómetros por hora. La Agencia
Espacial lo visualizó a través de Sentry en 2009, estimando que mide alrededor
de 13 metros de diámetro. Su impacto contra la Tierra podría causar una
explosión equivalente a 230 kilotones de dinamita. Hay que calcular que la
bomba de Hiroshima tenía solo quince kilotones de poder.
Si bien la probabilidad de colisión en muy baja, rocas más
pequeñas que suelen acompañar al cuerpo espacial pueden ingresar a nuestra
atmósfera, arder en ella mientras descienden al suelo, creando meteoros y
meteoritos que muchas veces vemos como lluvias de estrellas en el cielo
nocturno.
Misiones para atacar o desviar asteroides
Las agencias espaciales están trabajando actualmente para elaborar misiones para atacar a estos asteroides que suponen una amenaza para el planeta y poder desviarlos de su trayectoria.
Tal es el caso de la nave espacial DART, que será lanzada a mediados de este 2021 con el objetivo de colisionar contra Dimorphos, uno de los asteroides más peligrosos para la Tierra por sus características. DART pertenece a la misión Hera de la NASA en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA).
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