Desde la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos advirtieron que el rango del fenómeno será de G1, el más bajo de la clasificación.
Una tormenta solar se acerca a la Tierra y es posible que
afecte nuestro planeta entre hoy y mañana, según han informado desde la Oficina
Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), una agencia del
Departamento de Comercio de los Estados Unidos que también analiza el clima
espacial.
Sin embargo, a pesar de que el enunciado pueda parecer
preocupante, desde la NOAA se afirma que el rango de la tormenta solar es de
G1, el más bajo de la clasificación.
En diálogo con el medio “ABC Ciencia”, Javier
Rodríguez-Pacheco, catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH)
experto en astrofísica solar, explicó el fenómeno que se vivirá en el espacio
en estas horas.
El especialista indicó que “la atmósfera solar está
compuesta por unos gases que están totalmente ionizados por las altas
temperaturas a las que están. ¿Qué significa eso? Que son perfectamente
conductores de las corrientes eléctricas”
“A veces hay descargas, que conocemos como tormentas solares.
Pueden manifestarse como fulguraciones, como eyecciones coronales de masa o las
dos a la vez; y esas manifestaciones pueden tener consecuencias sobre el
entorno del Sistema Solar”, agregó. En este sentido, indicó que el pasado 16 de
agosto se dio una eyección coronal de masa que podría dirigirse hoy a la
Tierra.
Un escudo natural
Aunque se dan gran número de erupciones solares -en más o
menos cantidad, según el momento del ciclo solar en el que nos encontremos-,
para que afecten a la Tierra, las partículas cargadas que se liberan tiene que
estar dirigidas a nuestro planeta.
Aún así, nuestro planeta tiene una suerte de escudo contra
este tipo de fenómenos, llamado campo magnético, que desvía las partículas
dañinas y cargadas del viento solar. Aunque no podemos verlo, es posible
observar su eficacia en las auroras boreales: ese vistoso espectáculo en
realidad es nuestro campo magnético desviando las partículas altamente cargadas
que provienen del Sol, impidiendo que lleguen a la superficie terrestre y tengan
consecuencias para la vida en la Tierra.
Así, los expertos creen que como el CME que se produjo el
pasado 16 de agosto no estaba apuntando directamente a la Tierra, “se espera
que la mayor parte de la nube de plasma navegue hacia el sur de nuestro planeta”.
“Sin embargo, su borde exterior podría rozar el campo
magnético de la Tierra, y eso podría ser suficiente para provocar una tormenta
geomagnética menor (clase G1). También existe la posibilidad de que el CME se
pierda y el clima espacial permanezca tranquilo. De cualquier manera, los
observadores del cielo en latitudes altas deben estar alertas a las auroras el
20 de agosto“, escriben en un comunicado del NOAA.
LA CAPITAL
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