La instalación ha sido foco de denuncias por parte de países
desarrollados que desconfían de las intenciones del régimen de Beijing.
Continúan el misterio y el secretismo en torno a la Estación
de Espacio Lejano, base perteneciente a la Administración Espacial Nacional
china, ubicada al norte de Bajada del Agrio, en la provincia argentina de
Neuquén y que el régimen chino gestiona como parte de su territorio. Esta vez
fue el periódico británico Daily Express el encargado de hacer sonar el alerta:
¿tiene fines civiles como sostiene Beijing o esconde en realidad una
instalación militar del gigante asiático en Sudamérica?
En su artículo “La estación espacial China administrada por
militares en Argentina está envuelta en misterio: ¡No es para hacer ciencia!”,
publicado este martes, el medio británico resalta los vínculos de esta
instalación con el Ejército Popular de Liberación de China y recolecta los
testimonios de expertos, funcionarios y vecinos de la zona preocupados por el
hermetismo.
La Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y
Control General de Satélites (CLTC), que responde al Partido Comunista Chino
(PCC), se puso en contacto con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales
(CONAE) de Argentina en 2010. Allí comenzó a delinearse lo que muchos señalan
como una cesión de soberanía por parte de las autoridades latinoamericanas.
La supuesta intención de Xi Jinping era instalar en el
lejano país una base para llevar adelante misiones de exploración espacial. Al
menos eso quedó redactado en los papeles. La construcción de esta base, de unas
200 hectáreas, fue acordada por los Gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner
y Xi Jinping y ratificada por la posterior administración de Mauricio Macri.
En 2015, cuando el Parlamento argentino debatió la
instalación de la base china, la oposición cuestionó la verdadera finalidad de
este proyecto. Finalmente, se aprobó. Al ganar Macri las elecciones de ese año,
ordenó revisar el acuerdo. Susana Malcorra, canciller argentina durante parte
de ese gobierno reconoció que al Ejecutivo le preocupaba que el pacto no
especificaba que la estación espacial solo tendría uso civil. No obstante, la
diplomática sostuvo que su capacidad de revisión del acuerdo era limitada, ya
que ya había sido aprobado. Ya era tarde.
El acuerdo por la Estación de Espacio Lejano fue rubricado
por los Gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y Xi Jinping (EFE)
El régimen de Xi Jinping, sin embargo, finalmente accedió a
incluir en el acuerdo el exclusivo uso civil de la estación, pero con una
salvedad: no podrían llevarse adelante tareas de supervisión ni reconocimiento
sobre aquel centro de espionaje, como sospechan algunos.
“No había forma de que pudiéramos hacerlo después del nivel
de reconocimiento que este acuerdo tuvo por nuestra parte. Esto fue reconocido,
aceptado y aprobado por el Congreso (...) Hubiera escrito el acuerdo de otra
manera. Tendría cláusulas que articulan el acceso a la supervisión”, sostuvo
Malcorra en una entrevista hecha por la agencia Reuters en febrero de 2019 y
replicada estos días por el diario inglés.
Es decir, el acuerdo obliga a las autoridades chinas a
informar a la Argentina de sus actividades en la estación, pero no establece
ningún mecanismo para que las autoridades locales se aseguren de que la
instalación no tiene fines militares. ¿Cómo creerle a las autoridades de un
régimen que sanciona la libertad de expresión en su propio territorio?
Sumado a esto, lo que refuerza las especulaciones es que la
Agencia Nacional de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites
pertenece al Ejército chino. Fueron los propios ingenieros y científicos de esa
fuerza quienes diseñaron la base e indicaron qué tecnología se requeriría según
los objetivos que persiguiera Beijing. También responde a la Comisión para la
Ciencia, la Tecnología y la Industria para la Defensa Nacional.
Juan Uriburu, abogado argentino que trabajó en dos
importantes empresas conjuntas entre Argentina y China, explicó: “Realmente no
importa lo que diga el contrato o el acuerdo. ¿Cómo te aseguras de que se
manejan según las reglas?”.
“Yo diría que, dado que uno de los actores involucrados en
los acuerdos depende directamente de los militares chinos, es por lo menos
intrigante ver que el Gobierno argentino no trató este tema con mayor
especificidad”, agregó, citado por el Daily Express.
El proyecto chino generó un fuerte malestar y repudio por
parte de Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea (UE), que
plantearon sus dudas sobre la presunta utilización “militar” de la base china
en la Patagonia argentina..
El año pasado, Garrett Marquis, portavoz del Consejo de
Seguridad Nacional de la Casa Blanca, apuntó: “La estación terrestre de la
Patagonia, acordada en secreto por un Gobierno financieramente vulnerable hace
una década, es otro ejemplo de los opacos y depredadores tratos chinos que
socavan la soberanía de las naciones anfitrionas”.
La base china despertó un gran misterio sobre su presunto uso "militar"
Tony Beasley, director del Observatorio Nacional de
Radioastronomía de los Estados Unidos, dijo que la estación podría, en teoría,
“escuchar” los satélites de otros Gobiernos, potencialmente recogiendo datos
sensibles.
Tony Beasley, director del Observatorio Nacional de
Radioastronomía de los Estados Unidos, dijo que la estación podría, en teoría,
“escuchar” los satélites de otros Gobiernos, potencialmente recogiendo datos
sensibles.
Incluso el jefe del Comando Sur del Pentágono, Craig Faller,
aseguró que uno de los objetivos de la base china es “monitorear y
potencialmente convertir en un objetivo las actividades espaciales de Estados
Unidos y sus aliados”.
Ante estas denuncias, el régimen de Xi Jinping insiste en
que el programa tiene “fines pacíficos”. La cancillería china sostiene que la
estación argentina es de uso civil y está abierta al público. A principios de
2019, el gigante asiático sostuvo que la instalación tuvo un papel clave en
enero de ese año, cuando se produjo un aterrizaje pionero de una nave espacial
de ese país en el lado oscuro de la luna. Sin embargo, los tipos de antenas y
tecnología que allí se emplea también puede ser utilizados para monitorear
comunicaciones y otros sistemas informáticos, de acuerdo a analistas
internacionales.
Pero las versiones de los habitantes de Las Lajas, un pueblo de 7.000 habitantes situado a unos 40 minutos en coche de la estación, no condicen con lo expuesto por las autoridades chinas. En ese remoto pueblo del sur de la Argentina la antena es una fuente de sospecha y misterio.
Alfredo Garrido, de 51 años y dueño de una tienda, confesó
que los trabajadores de la estación “no permiten el acceso”. “Mi opinión es que
no es una base de investigación científica, sino una base militar china”, dijo,
de acuerdo con el Daily Express.
Cuando se proyectó, su propósito era explicar la función de
su poderosa antena de 16 pisos. El centro ahora está construido detrás de una
cerca de alambre de púas de 2,5 metros de alto que rodea todo el complejo de la
estación espacial. Las visitas son solo con cita previa. Los militares que
gestionan allí la tierra cedida, solo permiten ver partes sin importancia del
lugar.
Otras personas dijeron al medio británico que rara vez ven a
alguien de la estación en el pueblo. Las únicas excepciones son cuando el
personal viaja a realizar alguna compra o algún trámite.
La base de comunicaciones comenzó a funcionar en abril de
2019 y 30 empleados viven y trabajan en el sitio. Todos de nacionalidad china,
ninguno argentino. Por cincuenta años estará comandada por representantes del
Ejercito Popular de Liberación de China, según lo establecido en el acuerdo
entre ambas naciones. Gracias a la generosidad argentina, Beijing ya tiene
tierra y ojos en el fin del mundo.
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