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Con un índices de inflación entre los más bajos de los
últimos 5 años, producto de la inmovilización de personas y recursos por la
cuarentena, el Gobierno y empresas de los distintos sectores enfrentará en las
próximas semanas duras negociaciones por la evolución de los precios. La fecha
resaltada en el calendario es el 30 de junio, cuando vence el actual listado de
precios máximos y también el congelamiento de tarifas. El reclamo por una
actualización y el previsible tironeo adquiere una mayor tensión en el marco de
las últimas medidas del Banco Central para el mercado de cambios.
La autoridad monetaria implementó medidas con el objetivo es
establecer un fuerte filtro en el acceso a los dólares para la importación.
Según se quejan los empresarios, las decisiones del BCRA presionan sobre los
costos aun cuando se logren evitar faltantes, el peor de los escenarios en el
actual contexto.
De ahí que, aunque faltan todavía varias semanas, en el
sector privado comienzan a advertir sobre retrasos acumulados en los precios,
particularmente de alimentos, rubro que a pesar de los controles registró en la
última medición un avance de 3%, duplicando el nivel general de inflación de
apenas 1,5% en abril, índice que se habría repetido en mayo.
Entre los proveedores de los supermercados asumen que se
prorrogarán los precios máximos pero apuestan a que les habiliten incrementos.
“Algún deslizamiento van a tener que permitir”, plantearon en una de las
principales empresas integrantes de COPAL, la entidad que agrupa a las empresas
de alimentos. Según se precisó, el aumento promedio de costos desde fin del año
pasado es de 25% mientras que entre aquellos productos con mayor retraso de
precio se cuenta la yerba y prácticamente todos los derivados del trigo, como
harina y fideos.
El congelamiento de las tarifas de gas está pautado hasta el
30 de junio.
Desde una perspectiva macroeconómica, coincidió el
economista Fausto Spotorno, quien sostuvo que las nuevas medidas del BCRA
tendrán un impacto directo sobre los costos, ergo sobre los precios, lo que en
definitiva ralentizaría el rebote de la actividad económica que podría
producirse en estas semanas. “El impacto sobre los costos, que va a ser el más
inmediato, termina tarde o temprano afectando el nivel de actividad”, comentó
Spotorno a Infobae, tras la presentación del Indice de Expectativas
Industriales (IEI).
Es evidente a esta altura que la prioridad máxima del
Gobierno es preservar las reservas, incluso a costa de más recesión e
inflación. Pero está menos claro para el sector privado si se dará luz verde a
nuevas subas o si se arriesgará a un abastecimiento más irregular en algunas
categorías. Por fuera de lo que son los programas de Precios Cuidados y
máximos, en la práctica ya se han producido importantes subas para el
consumidor desde que, a fines de marzo con la fiebre del stockeo, los
supermercados dieron de baja las promociones y bonificaciones, muchas de las
cuales eran conjuntas.
El otro congelamiento que vence el 30 de junio es el de las
tarifas de gas. Nadie en el sector duda de una nueva prórroga, pero sorprendió
el viernes pasado el presidente Alberto Fernández cuando aseguró que a partir
del segundo semestre “se revisará todo”. Entre las distribuidoras anotan que,
aun con la baja del precio del gas, el atraso en las tarifas supera 50%. De
acuerdo a lo que venían discutiendo con el Ministerio de Desarrollo Productivo,
las tarifas no se actualizarían hasta 2022, con lo cual generó atención la
declaración presidencial. “Tal vez el plan es volver a los viejos cargos fijos,
mediante los cuales establecían un monto a incorporar en factura, fijo por
categoría de usuario, y todo eso depositado luego en un fideicomiso para futuras
obras”, arriesgó una fuente del sector donde, lo que menos esperan, es la
posibilidad de recomponer rentabilidad.
Sin embargo, no es la primera vez que desde el Gobierno
anticipan un panorama más amigable. Fue a principio de año cuando el propio
titular de la cartera de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, aseguró que
sería transitorio el congelamiento y dio indicios de subas a partir de junio,
siempre por debajo de la inflación acumulada. Ese fue, en ese momento, el
mensaje que se le hizo llegar al Fondo Monetario, siempre interesado en el
costo de las políticas de regulación de precios. Será, seguramente, el FMI el
principal aliado del sector cuando, en los próximos meses, se inicien las
negociaciones para un nuevo acuerdo.
Claro está que en ese momento aún no había llegado el
coronavirus al escenario económico. Ayer, en declaraciones radiales, Kulfas le
quitó esperanzas a las compañías de que haya cambios el 30 de junio: “Este es
un momento muy difícil como para pensar a volver a pensar incrementos, es
probable que se extienda un poco más este congelamiento de tarifas. Es un
contexto de emergencia en el país y en el mundo, lo último que puede uno pensar
es afectar los ingresos de las empresas pequeñas y medianas, es muy probable
que continúe el congelamiento”.
INFOBAE
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