
La investigación del femicidio de Jordana Rivero (28), la
joven estudiante de psicología que fue asesinada a golpes y arrojada al vacío
desde su departamento ubicado en un piso siete, tuvo una asombrosa novedad en
las últimas horas al ser acusados de intervenir en el hecho un hombre y una
mujer.
El hombre identificado como Hernán Villaverde (32) fue
detenido el miércoles en Mar del Plata mientras que la mujer, Paola Rojas (38),
no pudo ser localizada en un par de operativos llevados a cabo este jueves en
un sector de AMBA. Además hay otro hombre implicado al que aún no se lo pudo identificar.
Vale recordar que ya estaba en prisión Bernardo Luis Baraj
(50), a quien la policía encontró dentro del inmueble, encerrado el mismo día
del hecho, cuando llegó a comprobar los llamados de alerta de los vecinos.
Baraj estaba golpeado y ensangrentado.
Si bien desde un comienzo de la investigación se sospechaba
de la presencia de más personas dentro del departamento de la calle Salta,
lejos estaba la certeza de saber quiénes eran y que papel habían jugado en el
brutal crimen. Y además, que el móvil inicial del asesinato había sido un robo.
El fiscal Fernando Castro avanzó sobre esa línea de trabajo
a partir de cámaras de seguridad y del relato de algunos testigos que
aseguraban haber visto a la joven llegar al edificio de Salta casi Luro
acompañada de tres hombres y una mujer.
Luego de complejas averiguaciones se logró la identidad de
dos de las personas que estaban esa madrugada junto a Baraj y, en el marco de
un gran hermetismo, esta semana se solicitaron las órdenes de allanamiento y
detención al juzgado de garantías.
Lo que los investigadores pudieron reconstruir inicialmente
fue que Jordana Rivero y Baraj, un hombre que había llegado a Mar del Plata en
el verano y merodeaba el centro de la ciudad, se conocieron el domingo 1° de
marzo en el bingo de Entre Ríos y Bolívar.
Por la noche ambos interactuaron, intercambiaron algunas
charlas en la calle, y ya en la madrugada del lunes 2 –en el horario de cierre
de la sala de apuestas- fueron juntos al departamento de la calle Salta. Pero
no lo hicieron solos: iba con ellos otra joven quien resultó ser Rojas. Cámaras
de seguridad confirmaron que en el trayecto hasta el edificio se sumaron al
grupo otros dos hombres, uno de ellos Villaverde. Recién a las 7 de la mañana
los gritos y un estruendo alertaron a los vecinos, quienes llamaron al 911 para
que la propia policía interviniera. Al llegar encontraron solo a Baraj.
El cuerpo de Jordana Rivero yacía en una losa saliente sobre
la vereda, en la planta baja. La autopsia confirmó golpes y maniobras de estrangulamiento,
además de las lesiones derivadas de la caída de casi 18 metros.
Las sospechas de más autores
Lo primero que llamó la atención a los investigadores fue
que Baraj estaba encerrado en el departamento y que la puerta de único acceso
estaba cerrada desde afuera. La probabilidad de que hubieran participado más
personas en el hecho surgió con fuerza desde el inicio, sin embargo esa
hipótesis fue ocultada del dominio público para preservar la investigación.
La DDI, que por esos días recibía críticas por las
derivaciones de la entonces solo desaparición de Claudia Repetto, desplegó
recursos para avanzar sobre la pista de la “puerta cerrada”. Luego de relevar
cámaras de seguridad y varios testimonios confirmó la presencia de dos hombres
más y una mujer, y al mismo tiempo entregó al fiscal pruebas de que Jordana
había sido víctima inicial de un robo.
Prendas de vestir faltantes y la actividad de tarjetas de
débito de Jordana confirmaron esa hipótesis. Según está plasmado en el
expediente, se cree que hubo cinco personas dentro del departamento del séptimo
piso de Salta al 1500: Jordana, Baraj, el ayer detenido, la mujer prófuga y un
hombre no identificado.
Jordana fue atada y golpeada por el grupo para entregar las
claves de las tarjetas de débito. Lo que sucedió luego es estremecedor y es la
circunstancia en la que se basará toda la acusación de este caso. Baraj se
quedó en el departamento con Jordana, mientras los Villaverde, Rojas y el otro
hombre se dirigieron a cajeros automáticos a extraer dinero pero no lo
consiguieron. Aunque se desconoce lo que generó el desenlace, está claro que
Baraj, en lugar de custodiar a Jordana, volvió a atacarla hasta que se produjo
la caída desde el séptimo piso. Baraj tenía golpes y marcas de rasguños en el
rostro, evidencia de que Jordana luchó hasta el final y que fue arrojada al
vacío.
El relevamiento de las cámaras mostró otro impactante dato y
que fue que, al menos la mujer que formaba parte del grupo, regresó al edificio
seguramente para conseguir los datos correctos de las tarjetas. Pero al
hacerlo, la mujer vio a la policía que ya había llegado al lugar y se dio a la fuga.
Con Baraj detenido, los esfuerzos se dirigieron a
identificar a los otros autores del hecho, lo que significó una complicación
por el silencio de Baraj, quien hasta hoy no prestó declaración.
No obstante, las tareas de inteligencia dieron sus frutos y
se logró saber quiénes eran dos de las personas, un hombre con residencia en
Mar del Plata y una mujer que tras el hecho se fue al partido de San Martín, en
el gran Buenos Aires.

Los tres implicados
Baraj en la actualidad está detenido con prisión preventiva
acusado de homicidio agravado por ser cometido en un contexto de violencia de
género y por un hombre, en otras palabras “femicidio”. De todos modos, el
fiscal Castro deberá estudiar técnicamente el caso, porque concurre la figura
del homicidio en ocasión de robo e incluso el agravante de “criminis causa”.
Por otro lado, existe un antecedente de este mismo
verano en el que Baraj, en el ámbito
judicial de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue declarado incapaz de ser
sometido a un proceso judicial por cuestiones psiquiátricas. Esto podría ser
considerado también en esta causa o tan solo desestimado por nuevos informes
periciales.
Respecto a Villaverde y Rojas, están imputados de robo
agravado por su comisión en poblado y en banda y privación ilegítima de la
libertad agravada por haberse cometido con violencia.
A Villaverde se lo detuvo en Perú al 2500 de Mar del Plata y
a Rojas se la buscó, sin suerte, en Bahía Blanca 3154 del partido de San Martin
y. Rivadavia 4509 P. 3 Dpto. 40 de Caballito,
CABA, con autorización de la jueza de garantías Rosa Frende.
El cuatro participante del hecho no está identificado pero
seguirán las tareas investigativas para poder hacerlo y localizarlo.
LA CAPITAL
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