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Rodrigo Bueno murió el 24 de junio de 2000 en un accidente
automovilístico. Había cumplido 27 años un mes antes y salía de brindar un show
en la localidad bonaerense de City Bell. Unas horas antes había comido con su
hijo y amigos en un restaurante porteño
“Ro, ¿por qué no lo dejás manejar a Claudito?”, le preguntó
el manager a la salida del boliche, mientras señalaba a uno de los músicos que
lo había acompañado en el escenario poco antes. Esa noche, según destacaron
varios tiempo después, Rodrigo Bueno dio un espectáculo memorable que duró casi
dos horas. “No, voy manejando yo, quedate tranquilo que está todo bien”,
respondió el cantante con una sonrisa. Caía una llovizna ligera y ya era de
madrugada. Para junio de 2000, El Potro era uno de esos personajes que
aparecían por todos lados, uno de los personajes del momento. Había cumplido 27
años un mes antes y en los programas de televisión, en las tapas de las
revistas, en las fiestas y sobre los escenarios su imagen irradiante contagiaba
una energía que parecía no tener límites. Hasta que esa noche se puso al
volante de su camioneta y, minutos después, aquella potencia que parecía
incontenible se apagó para siempre.
Hace 20 años la Argentina amanecía con una de esas noticias
que paralizan al país: en pleno auge de su carrera, Rodrigo había muerto cerca
de las 3.30 en un accidente de tránsito, por esas horas todavía confuso, cuando
volvía de brindar un show en la bailanta de la localidad bonaerense de City
Bell, cerca de La Plata. “Fractura de cráneo con hemorragia cerebral”, repetían
en los programas de televisión ante una audiencia que no podía creer lo que pasaba.
El 24 de junio de 2000 el país amaneció impactado por la
muerte del cantante cuartetero (captura de Crónica TV)
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Las pantallas no tardaron en mostrar su cuerpo tendido sobre
la autopista, la sangre en el asfalto, la camioneta Explorer roja abollada.
Poco después se reveló también que en el impacto había muerto Fernando Olmedo,
hijo del célebre comediante, Alberto Olmedo. De inmediato se supo que en el
asiento del acompañante iban Patricia Pacheco, ex pareja del artista, y el
pequeño hijo de ambos, Ramiro, de tres años. También viajaban con ellos Cachi
Pereyra, uno de los asistentes del artista, y el Negro Moreno, productor
musical.
En medio del dolor de la familia, de sus miles de fans y del
ambiente artístico, donde tenía varios amigos, comenzaron en las primeras horas
las especulaciones sobre la tragedia. Por el enorme impacto que produjo la
noticia, para muchos inexplicable, se empezó a esbozar una suerte de
rompecabezas: ¿cómo fue que Rodrigo llegó hasta allí? ¿Estaba en condiciones de
manejar? ¿Cómo había vivido aquel día en el que encontró la muerte?
A 2000 se llamó el exitoso disco que había sacado a fines de
1999 y que lo llevó a tener una temporada de verano rutilante, con show todas
las noches. Lo contó en las decenas de entrevistas que daba apenas despuntaba
el milenio: dio 49 shows en 9 días, en distintos puntos de la Costa Atlántica y
otras ciudades turísticas de la Argentina.
Durante el verano del año 2000 el cantante brindó 49 shows
en apenas 9 días
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En abril, llegaría una saga de conciertos en Buenos Aires
que con el tiempo se volvió casi mitológica: 13 presentaciones al hilo en vivo
en un Luna Park que estallaba cada vez que el cordobés se subía al
escenario-ring que se había montado especialmente para la ocasión.
En algún momento habló de su retiro, cuando cumplió los 27
años el 24 de mayo dijo que estaba pensando en bajar los decibeles mientras su
imagen se proyectaba por todos lados y su música no paraba de sonar en fiestas,
programas de radio y televisión.
Maradona y Rodrigo en Cuba, semanas antes de la trágica
muerte del cantante
A comienzos de junio viajó a Cuba: allí se encontró con
Diego Maradona, a quien le dedicó el recordado hit La mano de Dios. También se
tomó unos días de descanso, junto a su novia Alejandra Romero.
Según contó la propia Romero a la revista Gente una semana
después de la muerte de Rodrigo, por aquellos días de playa el artista
presentía que algo malo le estaba por ocurrir.
Rodrigo y Alejandra, durante sus vacaciones en Cuba
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“Ro sabía lo que le iba a pasar”, relató la joven a ese
medio y contó que durante una de las noches que pasaron en Cuba junto a
Maradona y su manager, Guillermo Coppola, vivió junto a su novio una situación
extraña mientras bailaban en una discoteca llamada Macumba.
“Habíamos bailado como nunca, porque a Ro le encantaba
bailar salsa”, recordó Romero y agregó que en un momento se separó de su novio.
Al rato, lo vio en la barra muy pensativo. Ella se acercó y el cordobés se puso
a llorar desconsoladamente. “‘Agarrá la cartera, ¡nos vamos!‘, me dijo. En ese
momento la cara de Ro transmitía terror. Le pregunté qué pasaba y me dijo: ‘Me
voy a morir’”, relató Romero a Gente.
“Ese día además me dijo: ‘A mí me van a matar. ¿Viste el
tipo que estaba ahí con traje? Le dije que no. Pero él ya se había sentido
observado por un hombre grandote que lo había seguido hasta el baño. También me
contó que ese tipo era argentino y que lo amenazó”, agregó.
Cuando volvieron del viaje, el cantante retomó sus
obligaciones laborales: shows, entrevistas, los preparativos grabación de un
comercial que lo llevaría a ser la cara de una cerveza.
Un programa, risas y comida con amigos
El viernes 23 de junio de 2000 había sido un día cargado en
la agenda del músico, pero él se había mantenido tranquilo, según relataron sus
allegados. Había llegado desde Ushuaia por esas horas, donde tuvo
presentaciones y luego se dedicó a esquiar.
Rodrigo y Alejandra, en el último viaje que hicieron juntos.
Habían ido a la Patagonia con el tío de él
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En una entrevista radial, el manager del artista, José Pepe
Gozalo, lo describió así: “Rodrigo estaba mejor que nunca. Con un estado de
ánimo impresionante, chocho con los proyectos, inspiradísimo, feliz por la
publicidad de una cerveza que planeaba filmar”.
Poco antes, Rodrigo había organizado con el representante el
viaje a City Bell que tenía que hacer a la noche: el cantante dijo que prefería
ir en su camioneta, así llevaba a Patricia, su ex mujer, y a Ramiro con ellos.
En abril de 2000, poco antes de su muerte, el cordobés llenó
13 veces el estadio Luna Park
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El primer compromiso de la jornada era participar de la
grabación de La Biblia y el calefón, el emblemático programa de Jorge
Guinzburg. Rodrigo se presentó en horario, cerca de las 20 charló distendido en
la trastienda con el conductor y los demás entrevistados: las actrices Andrea
Pietra y Georgina Barbarossa y el periodista Nacho Goano.
Como ocurría siempre en La Biblia…, hubo preguntas picantes
y bromas por parte de Guinzburg. Rodrigo se notaba divertido.
Al terminar, cerca de las 22, el cordobés fue hasta El
Corralón, el restaurante usualmente elegido por celebridades y personajes del
mundo deportivo.
Allí se encontró con Patricia, con Ramiro, con Gozalo y con
el productor artístico Pepe Parada, que acercó al Potro a su mesa. Parada comía
con Fernando Olmedo, quien confesó que nunca había visto un show en vivo del
cuartetero. A los minutos, el joven era parte de la comitiva que partiría hacia
City Bell.
Fernando Olmedo también murió en el accidente
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La comida, según recordaron los presentes, transcurrió de
manera apacible. Agua mineral, pollo, ensaladas, charla, algunas fotos. Rodrigo
se acercó a saludar al periodista Carlos Monti, que se encontraba en el
restaurante comiendo con su esposa y sus suegros. Al rato, el grupo salió hacia
el Conurbano; en la bailanta Escándalo la multitud clamaba por su ídolo.
De acuerdo al relato de los miembros de la banda y del
representante del Potro, la presentación fue muy buena. Hasta que en medio del
show se oyó un ruido potente y sorpresivo que obligó a todos a parar la música.
El público y los músicos empezaron a sentirse mal y a lagrimear. Alguien había
detonado una bomba de gas lacrimógeno dentro del boliche.
Rodrigo en El Corralón, junto a "Pepe" Parada
(Sergio Lapietra)
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Según reveló Gozalo en una entrevista con la revista Gente
en su edición del 27 de junio de 2000, “Rodrigo hizo un show espectacular, de
una hora y cuarenta. Pero si querés que te diga la verdad, la explosión de la
bomba de gas lacrimógeno fue algo muy extraño. Todo el público empezó a
lagrimear y Rodrigo ordenó parar la música. Se detuvo y dijo: ‘¡ey, loco! ¿por
qué hacen eso? Así no se puede estar. ¿Por qué hacen eso?’. Pero después siguió
con muy buena onda y la gente quedó muy contenta”.
Ya era sábado, cerca de las 3, cuando Rodrigo y sus
acompañantes se subieron a la camioneta del cantante para emprender el regreso.
Detrás, en otro vehículo, viajaban el resto de la banda y el representante.
El cantante con su hijo Ramiro en el restaurante donde comió
por última vez (Sergio Lapietra)
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Los minutos que siguieron fueron analizados milimétricamente
durante horas en los medios de la época: se habló de una discusión que habrían
mantenido Rodrigo y Patricia, de un disgusto del músico con un automovilista
que se interpuso en su camino, de un estado alterado del cantante, a la
presencia de alcohol (pese a que las pericias nunca lo confirmaron).
En una entrevista con el programa Secretos verdaderos, Cachi
Pereyra, uno de los que viaja esa noche en el vehículo, aseguró: “Estaba todo
normal, como todos los viajes que hacíamos. Él venía hablando con Olmedo, la
Pato venía adelante con el nene. Venía haciendo chistes con Olmedo, no hubo
ningún problema dentro de la camioneta”, aseguró. “Veníamos lo más bien. Lo
único que le dijo Pato fue: ‘Guarda, Ro’, porque el otro le frenó adelante. No
hubo nunca un manotazo al volante, ni ninguna discusión”, apuntó.
Patricia Pacheco, la madre de Ramiro y testigo de la noche
fatal: "No veníamos discutiendo como se dijo"
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En el mismo ciclo, Patricia Pacheco fue contundente: “No
veníamos discutiendo como se dijo, no pasaba nada. Él se puso nervioso porque
no pudo pasar un telepeaje y después se la agarró con la camioneta blanca”.
Cerca de las 3.30, cuando la Ford Explorer roja que manejaba
atravesaba la localidad de Berazategui por la autopista Buenos Aires-La Plata,
Rodrigo rozó la camioneta Blazer blanca del empresario informático Alfredo
Pesquera Poco antes había pasado el peaje de la localidad de Hudson.
Con el paso del tiempo comenzaron a circular los rumores que
derivaron en un juicio oral: Pesquera, que murió en 2013, fue acusado de
homicidio culposo. Años después, la Justicia lo absolvería.
Rodrigo murió en el acto, luego de volcar con su camioneta
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En el relato de Pereyra, uno de los sobrevivientes, en el
auto que manejaba el Potro todo había sido tranquilidad, hasta que se cruzaron
con el vehículo de Pesquera, que se les interpuso.
“Rodrigo le hizo luces para que se abriera y, cuando intentó
pasar, la camioneta blanca cerró el camino. Entonces pegó el volantazo hacia la
derecha y pegamos contra el guarda rail y empezamos a dar vueltas”, dijo en una
entrevista televisiva.
El auto en el que viajaba iba a una velocidad de entre 120 y
130 kilómetros por hora
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Según se supo después de las pericias, la 4x4 del artista
iba a una velocidad de entre 120 y 130 kilómetros por hora, terminó dando
varias vueltas sobre sí misma y se detuvo varios metros después. Fernando
Olmedo murió por una fractura de tórax y traumatismos en la zona abdominal. El
resto de los pasajeros sufrieron lesiones de distinto tipo.
Rodrigo, que iba al volante y no llevaba puesto el cinturón
de seguridad, salió expulsado al perder el control del vehículo, en medio de la
niebla y la llovizna que humedecía el camino. Encontraron su cuerpo sin vida
–con sus botas texanas, el pantalón clarito y su inconfundible chaqueta, esa
imagen que vuelve una y otra vez– a 150 metros de la camioneta.
INFOBAE
alarrea@infobae.com
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