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EL JUEZ DE GARANTÍAS DENEGÓ LA EXCARCELACIÓN A LÓPEZ Y
SEGUIRÁ EN LA UNIDAD PENAL 44 DE BATÁN. LOPEZ SE NEGÓ A DECLARAR.
Muñecos, hechizos y abuso: el macabro culto del sepulturero sospechado de robar el cadáver de un bebé
El cuerpo de Ciro Aranda fue sustraído de su ataúd en la
última Nochebuena en el cementerio de Otamendi. Carlos López, ex encargado de
las tumbas de la localidad, fue detenido anoche por el hecho. Lo que encontró
la Justicia en la casa de su familia y los relatos en el pueblo que lo
complican,
Acompañado de un defensor oficial, Carlos López compareció
esta tarde ante la jueza Rosa Frende en la localidad de Miramar. Se negó a
declarar y fue trasladado de vuelta a su celda en la cárcel de Batán. Nacido y
criado en el pueblo de Otamendi, cercano a Miramar y de poco más de diez mil
habitantes, López se había encargado durante los últimos años de enterrar a los
muertos de la localidad como sepulturero y encargado del pobremente vigilado
cementerio de la zona. Fue separado de su puesto en abril del año pasado; se
dedicó a la recolección de basura en los últimos meses.
Anoche, López y su madre llegaron a la casa del hombre en la
calle sobre la calle Córdoba al 300 para ver atónitos cómo las DDI de Miramar y
Mar del Plata de la Policía Bonaerense allanaban el lugar y revisaban cada
rincón bajo las órdenes de la fiscal Ana María Caro. La madre de López comenzó
a insultar a los policías, en una actitud beligerante. López fue aprehendido
para quedar a disposición de la Justicia. Había perros en el operativo,
entrenados especialmente en la búsqueda de restos humanos, de cadáveres. Un
cadáver era precisamente lo que la fiscal buscaba.
Varios testimonios de vecinos de Otamendi que rompieron un
círculo de silencio y miedo llevaron a López al centro de la sospecha de un
hecho aberrante: el robo del cuerpo de Ciro Aranda en el cementerio local,
horas antes de la última Nochebuena, muerto a mediados de diciembre pasado con
apenas un año y dos meses de edad.
¿Para qué lo robaron? La principal hipótesis de la fiscal
Caro es el cadáver sería usado en un rito negro en un culto encabezado por el
ex enterrador y su familia. "Santería" es la rúbrica que más resuena
en el expediente. No es la primera vez que un sacerdote santero se ve
involucrado en un hecho de estas características: varios hombres
latinoamericanos fueron detenidos el año pasado en el estado norteamericano de
Connecticut acusados de robar restos humanos para ceremonias.
La casa de la madre de López -que no resultó imputada en el
expediente- también fue allanada. No se encontró ningún resto humano en ninguno
de los domicilios. Sin embargo, la causa no está cerrada en este punto: Caro le
había pedido a la jueza del caso allanar otros dos domicilios más relacionados
a la familia López. Lo encontrado hasta ahora en ambos lugares allanados
confirmó las sospechas de la fiscal. Las evidencias de las operaciones de un
culto son amplias, uno por lo menos de una teología bizarra.
Investigadores del caso apuntaron a Infobae que se
encontraron muñecos con la boca cosida o tapada, osos de peluche, pequeñas
chucherías atadas por cintas, lo que en las provincias del Litoral se conoce
como payé, un viejo método de hechizo de ataduras. También, varias imágenes de
San La Muerte, así como gran cantidad de estatuillas y varias estampitas de
santos católicos en una urna negra. La mayor cantidad de objetos fueron
hallados en la casa de la madre del ex sepulturero.
La casa de López, en donde convive con tres de sus hijos,
tenía una particularidad que llamó poderosamente la atención de la fiscal: una
suerte de monoambiente al frente de la propiedad, con apenas una mesa y una
cama, nada más. Cuatro testigos declararon en contra de López y coincidieron
que los rituales se realizan en esa habitación: los relatos hablan de niños
atados de manos y pies, con sus caras cubiertas, forzados a recitar pasajes
bíblicos. Varias biblias fueron encontradas en ambas casas. Hay, al menos, un
relato recibido por la Justicia que apunta a un abuso. López tenía en su
domicilio seis volantes con rostros de niños buscados por Missing Children.
La imputación en contra del ex enterrador es algo curioso,
una calificación de robo, un delito penal. Profanar una tumba y robar un
cadáver es un delito contravencional, no penal, algo que no es suficiente para
mantenerlo preso. Un rosario blanco fue encontrado entre las pertenencias del
ex enterrador: se cree que ese rosario proviene del ataúd de Ciro Aranda.
Alberto, padre del niño, lo constatará ante la Justicia la semana que viene. Si
Alberto Aranda reconoce el rosario de su hijo, entonces el círculo de la
imputación quedará cerrado para López.
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FOTO DE JUAN CARLOS LÓPEZ
No es la primera vez que el robo del cadáver de un niño
involucra a López. Ya había sido aprehendido en abril de este año en la causa
también a cargo de la fiscal Caro que investigó el robo del cadáver de Matías
Valentino Fernández, de apenas dos años, hijo de una familia de quinteros
bolivianos de la zona: fue encontrado a la vera del arroyo La Totora en la Ruta
11, sus dientes prolijamente arrancados, así como sus pies y órganos internos.
Las contradicciones en su declaración le valieron acusaciones de encubrimiento
y falso testimonio. Sin embargo, quedó libre al poco tiempo. Su hermana
encabezó una marcha en Otamendi para pedir por su libertad: asistieron más de
300 vecinos.
Los Aranda, por su parte, convocan a una nueva marcha para
pedir justicia por el robo de su hijo hoy por la tarde en la parroquia de
Otamendi. La jueza Frende decidió rechazar un pedido de excarcelación de la
defensa de López el sábado por la tarde, según fuentes cercanas a la causa. La
condición del ex sepulturero cambió drásticamente: fue elevado de la categoría
de "aprehendido" a una detención total y formal.
INFOBAE
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