
La pesquería de langostino patagónico se ha transformado en
el escenario de la nueva disputa que enfrenta a la pesca marplatense y a la
patagónica en el seno del Consejo Federal Pesquero (CFP)
La disputa pasa ver quién tiene mayor incidencia en el
manejo de un recurso que a partir de su extraordinaria superabundancia tiñe de
verde todos los números de una industria pesquera dominada por los grises.
Como ocurrió el año pasado, la temporada de aguas
nacionales, donde además de la flota tangonera operan cada vez más fresqueros
marplatenses, tuvo un mayor protagonismo y las capturas generales en el área
dominan los desembarques que este año superarán las 200 mil toneladas.
En aguas provinciales hubo más ejemplares chicos que
acertadas medidas de manejo de Chubut y Santa Cruz.
Claro que el objetivo de pescar el langostino cuando más
grande es, y por consiguiente, más lo pagan en el mercado internacional
–principalmente China, España y Estados Unidos- choca con otra realidad.
La flota fresquera aporta grandes volúmenes y la estructura
productiva en Chubut no alcanza a dar abasto para reprocesar tanto langostino.
El problema termina resolviéndose de una manera tan simple como poco rentable.
De ese langostino fresco excedente se conserva la “cola”,
que tiene la porción de músculo/carne, más predominante del crustáceo, y se
forman bloques congelados de entre 6 y 10 kilos.
Ese producto también tiene una calidad diversa. La de buena
calidad, con materia prima de aguas nacionales, se pagó hasta más de 7 dólares
por kilo. La de peor calidad, no llegó a 6 dólares.
El destino de los bloques son países como Perú, Ecuador,
Guatemala o Bolivia, donde son reprocesados e ingresan a los mismos mercados
que el langostino entero que exportan empresas nacionales.
El fenómeno evidencia un problema tangible de costo laboral
que tiene la industria argentina. Un empleado registrado que reprocesa el
crustáceo en cualquiera de esas fábricas de Rawson, Comodoro Rivadavia o Puerto
Madryn genera un costo de unos 3 mil dólares mensuales, mientras que fronteras
afuera se puede reprocesar por la tercera o décima parte de ese valor.
También la falta de reflejos de las autoridades por
incentivar el reproceso en tierra y de este modo generar más trabajo de
calidad. El langostino quedó afuera de la última actualización que mejoró los
reintegros a las exportaciones de merluza hubbsi y el variado costero
desembarcado por los buques fresqueros.
Con el cierre de la temporada en aguas nacionales la zafra
de langostino prosigue en una menor escala en aguas jurisdiccionales de Chubut,
donde cobra protagonismo la flota amarilla de Rawson.
Dicha flota se ha reconvertido en los últimos años y casi
que no tiene vestigios de “artesanal” sino que la mayoría de los barcos han
mudado por unidades más grandes y con mayor poder de pesca.
A esta altura del año el langostino se acerca a la costa
para iniciar el ciclo reproductivo. Buena parte de las capturas de la flota de
Rawson están dominadas por concentraciones de reproductores: los padres de los
futuros langostinos de la pesquería 2019.
“Todo lo relativo a la pesca de la especie langostino, y
otras especies tranzonales, tanto sea en relación a la apertura y cierre del
caladero para esa especies y el establecimiento de medidas de conservación,
pesca y control, debe ser resuelto por el Consejo Federal Pesquero, y en el
seno del mismo, cada provincia deberá hacer valer sus derechos”, dice la carta
que firma Fernando Rivera e ingresó al CFP la semana pasada.
El Presidente de Caipa pateó el tablero con la idea de
ponerle coto al sacrificio de adultos reproductores que lleva a cabo la flota
de Rawson. Del otro lado las críticas no se hicieron esperar y todos los
sectores chubutenses que cerraron fila detrás de Adrián Awstin, el secretario
de Pesca provincial.
“Implica un grave riesgo para la actividad pesquera
provincial en su conjunto”, dice el comunicado emitido tras el respaldo al
Secretario de Pesca provincial, donde Chubut ratificó que no cederá el manejo
de la administración de los recursos naturales en el ámbito de su jurisdicción.
Si el objetivo de Caipa era disminuir el esfuerzo pesquero
sobre el langostino parece haber ganado una batalla. Chubut acaba de anunciar
que limitará la producción de blocks al 50% de la mercadería que ingresa a las
plantas de procesamiento. La medida regirá para todas las empresas radicadas en
la Provincia con langostino capturado en aguas provinciales.
Pero la amenaza a la pesquería de langostino no pasa por si
la flota de Rawson pesca ejemplares adultos en pleno ciclo reproductivo sino
por algunas variantes que se analizan por estas horas.
La Resolución 1113/88 establece un límite de 40 metros y una
potencia máxima de 2000 HP para los barcos que operan en la pesquería. Durante
los últimos años de la gestión kirchnerista y en estos dos primeros de
Cambiemos se aceptaron algunas excepciones y se permitió, con distintos
argumentos, que una media docena de barcos con más de esa eslora y potencia
ingresen a pescar langostino.
El “Xeitosiño”, “Bouciña”, “Maria Liliana”, “María Eugenia”,
“Mar Esmeralda”, “Altalena” son algunos de los “exceptuados” que pudieron gozar
de la bonanza del langostino mientras otros aguardan y ejercen todo su poder de
lobby para pertenecer al grupo de privilegiados.
Moscuzza ultima los detalles del “José Américo”, un nuevo
barco factoría construido en Armón Vigo, al que en el última acta de la
administración Bustamante, en diciembre del 2015, el CFP le confirió 2600
toneladas de especies no cuotificadas (langostino) luego de una reformulación
de dos permisos de pesca que pondrían colorado a Julio De Vido.
Es el primero de tres barcos nuevos que espera ansioso
“Pototo” y tiene más de 40 metros de eslora máxima y más de 2200 HP. No podría
ingresar a pescar langostino de acuerdo a las resoluciones, todavía, vigentes.
Tampoco podría el congelador nuevo que encargó Valastro al
mismo astillero español. Ni algunos fresqueros cuyos armadores ya mandaron a
construir tangones, pese a que tienen más de 40 metros de eslora.
Al cierre de esta columna representantes del CFP encabezados
por Juan Manuel Bosch, el responsable de la pesca nacional, sin cargo porque no
está claro cómo quedará el Ministerio de Agroindustria luego de la
reestructuración para achicar el gasto de la política, desfilaban por las
cámaras empresarias para consensuar un plan de manejo para el langostino.
Bosch le dijo a los armadores chicos que no pensaba derogar
ninguna resolución vigente. En CaIPA justamente le pidieron eso mismo: que la
volteen para las empresas integradas: Moscuzza, Solimeno y Valastro.
El Director de Coordinación y los concejeros deberían
arrancar por no permitir que nuevos barcos entren a la pesquería por la
ventana. O dicho de otro modo, mantener la Resolución 1113/88 impermeable a
espurias interpretaciones de eslora.
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